jueves, 26 de junio de 2008

La mentira del silencio en el tenis

Nos venden que el tenis es un deporte de suma concentración, donde hay que hacer silencio desde que el jugador saca, y si cae un papelito en la cancha, se para el partido y el punto se juega de nuevo, y toda una parafernalia de silencio, con periodistas murmurando y aindamáis… “¡Silencio, por favor! Gracias…”.
Pues bien, el otro día estaba mirando Wimbledon, y, como en otros torneos grandes, las canchas están una junto a la otra, como se ve en las tomas aéreas, y las tribunas, a veces muy pequeñas, espalda con espalda unas con otras. Así, cuando hay exclamaciones, aplausos, ovaciones en una de ellas, se escucha en la cancha de al lado.
Y los de esa cancha de al lado… siguen jugando como si nada. Es más: a mí, como espectador pavloviano –que ha incorporado indisociablemente la secuencia punto terminado/aplauso–, me descolocaba ver que seguía el juego cuando había un aplauso de fondo, pero a Del Potro y a Wawrinka parecía no incomodarlos en absoluto.
Por cierto, Del Potro parecía un clon de Palo Pandolfo… (Y Palo cada vez se parece más al Gallego González).

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