miércoles, 26 de diciembre de 2007

Un faso, tres años

A un jugador de básquet estadounidense que juega en la liga argentina llamado Pittman lo suspendieron por tres años debido a que en el control antidóping se detectó que había consumido marihuana.
Podés tomar anábolicos hasta convertirte en un deforme hipermusculado; darte con creatina, aminoácidos y miles de sustancias artificiales en orden a ser un titán ejemplar para las legiones de seguidores de los deportes, para los anunciantes y todos los que lucran con la mente sana, el cuerpo sano y demás valores apolíneos.
Podés hacer todo eso y nadie te va a cuestionar. Podés hacer trampa y es la viveza del potrero que pervive en el deportista de élite. Ahora, te fumás un caño y te dan 3 años. (O 2 años y 6 meses, como al Lobo Cordone, que no es D10S, sino un simple mortal. D10S, en cambio, truchaba el antidóping, negociaba con el ferretero mafioso, y aún hoy está sin fallo el último dóping positivo que tuvo oficialmente).

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