viernes, 14 de marzo de 2008

Valeria C.

No sé dónde te encontré,
si fue en la calle
(a la vera de una vereda ¡cuac!),
en la lengua de un gato,
en una lata de Quilmes o de Speed,
en el hospital donde no me atendieron
o en alguna partícula del aire, inimputable.
Te fuiste llevándote tiempo de mi vida,
pedazos de mi nariz,
mucha energía
y las bases de una nada
que me permitía andar.
Me dejaste la fatiga en el cuerpo
y el miedo en la cabeza.
Entre vos y mis vecinos
me redujeron a un guiñapo errante
en mi propia casa.

(Valeria C., y lareputamadrequetepariódelorto)

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