domingo, 28 de septiembre de 2008

Mentiras habituales de los sionistas (III)

“Los palestinos (y Hezbollah) usan civiles como escudos humanos”
Ante todo, cuando se toca este tema se parte de una concepción perimida de la guerra, más propia de Billiken que de la estrategia militar posterior a la Segunda Guerra Mundial: no hay más campos de batalla como aquellos en los que luchó San Martín, en San Lorenzo. (Aunque antes de tales hechos ocurrieron las invasiones inglesas, que también incluyeron combates en zonas pobladas). Desde la Segunda Guerra Mundial, las acciones bélicas tienen como objetivo primario la población civil, y se desarrollan en ciudades.
Pero, además de esa noción obsoleta, ampliamente difundida, los sionistas y sus esbirros mediáticos y académicos se valen de una tergiversación semántica. Así, afirman una y otra vez que los combatientes palestinos (y los de Hezbollah) usan a la población civil palestina (y libanesa) como escudo humano, al “ocultarse” en las zonas pobladas. (Tal vez pretendan que vayan a vivir al desierto, o que no tengan familia; o que no combatan la opresión y la ocupación). Buscan, de esta manera, justificar sus operaciones militares, que tienen como propósito de fondo, más allá del asesinato de personas catalogadas unilateralmente como “terroristas”, amedrentar a la población civil con ataques a mansalva en ciudades y aldeas.
Una de ellas, particularmente recordada, ocurrió en julio de 2002 y consistió en un bombardeo aéreo que derribó un edificio en Gaza, matando a quince personas, nueve de las cuales eran niños, e hiriendo a más de un centenar. Uno de los muertos era Salah Shehade, un “terrorista” de Hamas según la arbitraria calificación impuesta por el ejército invasor.
Por lo demás, el propio ejército de ocupación ubica a sus tropas en poblados o en sus inmediaciones. En la última guerra contra Hezbollah, fueron numerosas las denuncias de israelíes acerca de la ubicación de bases, campos de entrenamiento y acantonamiento de tropas, e incluso de comandos y jefaturas militares de sus FF. AA., en ciudades, o junto a ellas: en las afueras de la ciudad de Pardes Hana, una ciudad mediana, se ubicó un campo de entrenamiento; junto a la ciudad de Safed (una de las más bombardeadas por Hezbollah) se ubicó la base central del comando norte del ejército, y el Estado Mayor Conjunto operó en pleno centro de Tel Aviv. En Kfar Giladi, en el norte del país, se acantonaban tropas de las fuerzas invasoras, hasta que les cayó un misil de Hezbollah y una decena de sus integrantes fallecieron. La enumeración podría continuar.
Sería gracioso si no fuese un chiste viejo el versito de que los “terroristas” se ocultan entre civiles, y se hacen pasar por civiles antes y después de sus operaciones, o mientras las planean. Porque del otro lado de la frontera, en Israel, ocurre algo similar, cuando los civiles que forman parte de la reserva militar son llamados a servicio activo; sin embargo, esa súbita transformación no merece condena alguna por parte de los repetidores de esta mentira.
Hablábamos, al principio, de una tergiversación semántica. Ella se ejecuta al trastrocar el sentido de la expresión “escudos humanos”, que se refiere al uso forzado de civiles (palestinos) como protección en operaciones del ejército (israelí), haciéndolos caminar delante de las tropas en las requisas casa por casa para protegerse de un hipotético fuego que pudiera abrirse desde ellas, o para que ingresen antes que los soldados, por si hubiera trampas cazabobos, y asimismo mientras estos toman posición; o remover objetos sospechosos, o pararse junto a los vehículos militares para que no sean atacados, por ejemplo.
Imágenes de este tipo son tan repetidas que es una mentira pueril afirmar que se trata de hechos aislados, aun cuando la Corte Suprema del Estado ocupante mandó suspender esas prácticas en 2002, y las prohibió formalmente en 2005. Un poco tarde: el artículo 51 de la Cuarta Convención de Ginebra establece que las personas protegidas (es decir, aquellas que en un momento dado y de cualquier manera se encuentren en caso de conflicto u ocupación en manos de una parte o del poder ocupante extranjero) no pueden ser obligadas a llevar a cabo tarea alguna que los ponga en la obligación de tomar parte en operaciones militares. Infracciones graves a lo allí establecido constituyen crímenes de guerra.






28.2.07. Un palestino, Sameh Amira, usado como escudo humano por el ejército israelí en una búsqueda casa por casa en la ciudad palestina ocupada de Nablus. (Foto: Tim McGuire para AP).











22.4.04. Un adolescente palestino, Mohammed Bedwan, de 13 años, atado a un jeep del ejército ocupante en la localidad palestina ocupada de Biddo, al noroeste de Jerusalén, para proteger el vehículo y a las tropas de las piedras. (Foto: The Daily Mail).









11.4.07. Dos jóvenes palestinos son obligados a pararse delante de un vehículo militar en la ciudad palestina ocupada de Nablus para protegerlo del lanzamiento de piedras durante una incursión del ejército ocupante. (Foto: Research Journalism Initiative).


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