jueves, 18 de diciembre de 2008

Carla Conte


Seguramente, esta será la máxima expresión en que podamos haber apreciado fotográficamente el imponente cuerpo de Carla Conte. Sucede que Carlita se aburrió de mostrar en las revistas: “En un momento, me cansé de verme”, dice… ¡Pero nosotros no! “Cuando me encontré peleando por centímetros de tela, me di cuenta de que hasta ahí había llegado porque no coincidía con lo que yo quería hacer, que era algo más que mostrar el cuerpo”. Una oración larguísima para justificar su derrota, aquí reflejada, en esa pelea.
Sin embargo, vencida y todo, nunca nos permitió ver íntegramente sus tetotas naturales. Ya no sabemos cómo son unas aréolas intactas, sin incisiones para meter las prótesis. Hemos olvidado cómo caen esas mamas, cómo suben cuando se alzan los brazos, y Carla, que podría recordárnoslo, nos priva de ello. Nos deja con las ganas, con unas ganas que arrastramos desde las trasnoches de 2004, y todo porque se cansó. Razón egoísta y poco valedera, indudablemente…
Ahora quedó embarazada, y calculo que si antes no peló las gomas 100% exposed, menos lo hará en esta situación. Aunque sería glorioso ver cómo crece su panza mes a mes, y las tetas, y las caderas, y…
Eso sí: si mostrás los patys en una revista, avisá antes, porque la consecuencia será un tsunami seminal de proporciones mayestáticas.

Por lo demás, es una lástima que no haya podido encontrar una foto que salió en el suplemento de espectáculos de Clarín cuando se reconcilió con el novio. Creo que estaban en la entrada de un boliche, u otro lugar similar, y ella lo miraba subyugada, y uno daría la vida por que una mina así te mirara así. Sin duda, era más impresionante que la foto esta.
En esa línea recuerdo también, en una noche de Call TV, un vestido rojo oscuro que dejaba su ombligo al descubierto. Uno podía bancarse esa cara, esa boca, esa sonrisa, esos ojos, ese lomo, esas tetazas, todas sus curvas; pero el ombligo, la pancita al aire, era demasiado… Y, otra vez, un programa de cable donde hablan de los programas “por un sueño”: ninguna de las integrantes del trolerío mediático tiene la belleza pura y cruda que tenía esa vez Carla en la cara (¿casi?) sin maquillaje, en la mirada cansada.
(Y, encima, no forma parte de ese trolerío, y por eso puede pelar una actitud tan segura de sí que a veces raya en la soberbia. Y todos los que sabemos, o intuimos, que no forma parte del gaterío de varias lucas verdes nos golpeamos aún más la cabeza contra la pared…).


Posdata: esta es la foto de la mirada de Carla.

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