domingo, 31 de octubre de 2010

Yo voy por escalera

Bajo seis pisos por escalera para complacer a mi fobia (siempre que puedo, evito el ascensor). Sobre un fondo de Hanna Barbera el loop se repite hasta no poder distinguir en qué piso estoy o en cuál hiede la basura.
La circularidad y la inmovilidad son conceptos físicos si el único camino posible es girar para ver la misma puerta y la misma letra D un piso más abajo.
Apuro el paso, impulsándome en el filo mellado de los escalones. No se derrumbaron las torres detrás de mí, no me persigue un tsunami de polvo (pero es difícil ver cuando el groove cardíaco retumba en el palier). Se trata apenas de un cambio de nombre: la incontenible voluntad del desasosiego, que quiere llamarse desesperación.
Cuando la sofocación obliga a pegar un grito que no sale, porque aún impera mantener las formas o porque la garganta está sellada con cemento desde el vientre, justo antes de empezar a correr, el intestino alienante del arquitecto se endereza y me lanza a la luz distinta de la noche.

2 comentarios:

INVENTIVAsocial dijo...

Me gusta como escribis, cuando tengas ganas de visitar inventiva social dale una ojeada
http://inventivasocial.blogspot.com/
me gustaria que escribieras algo.

abrazo
eduardo

Olga dijo...

1. gracias.
2. al carecer de referencias al post, o al blog en general, no sé si me lo estás diciendo a mí o si es algo que copiás y pegás en muchos blogs para que visiten el tuyo.
3. como fuera, hasta que no termine mi tratamiento antiviral -o hasta que no lo suspenda- no sólo no puedo escribir, sino que no puedo tenerme en pie, y casi que no puedo respirar (un corazón a menos 50 pulsaciones...)