martes, 23 de diciembre de 2014

El sonido de estar acompañado

Es la calle, de noche, y dejo de alimentar el motor del diálogo. Quiero concentrarme en el silencio perfecto de la madrugada, donde se integra, paso a paso, el rítmico toc toc toc de tus tacos.
Mucho no te va, parece, porque rápidamente preguntás "¿qué pasa?". Como un sordomudo vocacional, como un telépata falto de confianza, con un gesto y un par de ademanes trato de decirte que escuches. La vibración distinta del aire, el sonido de estar acompañado no son las palabras.
Te agarro la mano, cierro los ojos y los próximos pasos los doy a ciegas, caminando despacio para estirar el momento.
El toc toc toc se hace más fuerte, hasta que me despierta, y me doy cuenta de que un pájaro picotea con fuerza el toldo del patio.

1 comentario:

y.0. dijo...

El sonido del verano ya no son los grillos. Es el eterno ronronear de los aires acondicionados, traspasado leve pero incesantemente, por las gotas que dejan caer los que fueron mal instalados.